Bajó las escaleras de dos en dos.
El telefono hacía tiempo que sonaba sin parar y todo parecía envuelto en ese pitido contínuo.
Era esa. La llamada. Su llamada.
Pasaron hablando horas de risas y silencios (no de esos incómodos,sino de los que disfrutas porque no hace falta nada más que eso). Ella se imaginaba a su lado,hablando cara a cara y cada vez más cerca.
Tras un ''me encanta(s)'' como final de la conversación,se tumbó en el sofá con el corazón a mil por hora,sonrió y corrió a vestirse. 5 minutos,un café y una buena tarde por delante.
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